EL VOTO NULO EN EL CORAZÓN

Por: Carlos Martinez El martes 11 de enero unas mil personas se reunieron en el estadio Nataniel. La convocatoria de Tomás Hirsch junto con una veintena de organizaciones, replicó en las conciencias de los que ven en el voto nulo una posibilidad de construir futuro, sin el peso de negociaciones con aquellos -que de cuando en cuando- los miran para ver si siguen respirando. Pero en el estadio, que otrora fuera el centro nacional del baloncesto, la situación era diferente. Una sintonía especial se apoderaba del lugar y desde oficinistas que rompieron la monotonía del trabajo, hasta vendedores de helados que decidieron hacer un alto en el subir y bajar de las micros, estaban ahí esperando escuchar y reafirmar su opción: anular no es perder, sino construir una posición mirando más allá de las coyunturas electorales Estar ahí y no llegar temprano a casa era un esfuerzo necesario, sobre todo si Tomás Hirsch volvía a conversar con la gente para apoyar junto a las organizaciones sociales la opción por el voto nulo. Desde las galerías repletas, la gente sonreía. Porque ahí lo que se respiraba no era ese olor de evento tristón, donde el halo de la derrota ronda por todo el lugar. La situación era diferente, la gente que se había echo un tiempo en sus actividades, para acompañar a Tomás y darse cuenta que no estaban solos y que el mal menor ya no era el premio de consuelo. El voto nulo es la posibilidad de construir una alternativa, libre Aunque el acto político cultural, no era un espectacular cierre de campaña ni contaba con artistas extranjeros, la sencillez del lugar mostraba que no había amarras con ningún sponsor encubierto. Ahí entre pendones reciclados, las personas estaban alegres y confiadas en que su posición de anular el próximo domingo es de cambio y no de continuidad. Flor Motuda se encargó de meter en una licuadora ese sentimiento de alegría con el optimismo de quien insiste una y mil veces. Los referentes de las organizaciones sociales dejaban en claro que el Juntos Podemos es una espacio de inclusión, donde todas las posiciones son aceptadas. En la galería las banderas multicolores eran la prueba que el remolino del Podemos estaba ahí, sin ánimos de dividir aguas sino de mostrar que en la diversidad está la creación de una instancia donde todas las voces pueden mostrarse, sin temor ni mordazas. El momento emotivo vino de la mano de Pancho Villa, quien silencio el estadio. La gente se dio el tiempo de escuchar y seguir los acordes del cantautor. La canción terminó con un aplauso cerrado, como si desde las tribunas se despidiera al artista y se le diera la bienvenida a Tomás. La presentación fue breve porque todos esperaban ansiosos a que Tomás hablara. Él salió de la muchedumbre como uno más y el equipo de seguridad que lo cuido durante todos estos meses lo acompañó más como una señal que como un escudo que lo defendiera de algo. Después de Tomás, la cantautora Nancy Torrealba cerró el evento con la canción que fue el himno de la campaña del Juntos Podemos. "La micro de Tomás" ayer sonó y encendió los motores para seguir avanzando. Los asistentes lo entendieron así. Se retiraron tranquilos, con la confianza de que el domingo estarán haciendo lo correcto. La mayoría salió del Estadio y perfiló rumbo a la Alameda. Entre el gentío se repetía la satisfacción de haber escuchado a Tomás dando la confianza necesaria para creer en un mundo más justo