ONCE (TRISTES) COINCIDENCIAS.

textos: Renato A. Manouvrier R. Periodista Diciembre 12 de 2006.-

1.- Murió más solo que nunca, igual como murieron miles de asesinados bajo su Dictadura. 2.- Recibió los últimos saludos y el llanto de sus familiares y amigos a puertas cerradas, como también les sucedió a quienes fueron ultimados en su Dictadura. 3.- No recibió los últimos sacramentos (únicamente la unción de los enfermos) al igual como se los negó tácita y automáticamente a quienes fueron ultimados durante su Dictadura. 4.- Su cadáver, ya putrefacto, debió ser trasladado silenciosamente, a ocultas en plena madrugada, en un furgón cerrado sin mayor identificación que unas pequeñas siglas, muy similar a la forma y los vehículos que utilizaron los Servicios de Inteligencia de su régimen para mover los cadáveres de sus detractores asesinados. 5.- No tuvo funeral (sólo exequias) al igual como se les negó a los Detenidos Desaparecidos de su régimen dictatorial. 6.- Sus restos fueron trasladados en un helicóptero “Puma” del Ejército con destino incierto, en un comienzo. Helicópteros similares (acaso uno de los mismos) fueron utilizados por dicha rama castrense para llevar, con igual destino ignoto, a cientos de cadáveres de disidentes asesinados por orden dictatorial. 7.- Fue cremado, incinerado, reducido a sólo cenizas (la más mínima expresión), al igual como sus Agentes lo hicieron con cientos de chilenos tras haberlos asesinado. 8.- Año tras año, los chilenos y el mundo cristiano queman a Judas por su traición a Cristo. Esta vez fue su propia familia la que decidió quemarlo. (A confesión de Parte…) 9.- Las cenizas a que fue reducido se llevaron tras medianoche, ocultas en el portamaletas de un automóvil del Ejército, camuflado de particular. Exactamente de la misma forma y en vehículos similares fueron trasladados los restos de muchos de sus detractores, asesinados bajo su mandato. 10.- Su familia no tendrá jamás una tumba que visitar ni donde depositar flores o derramar una lágrima en su recuerdo; el mismo triste destino que él dispuso para sus detractores. 11.- Sus cenizas, si es que algo queda de ellas, deberán permanecer ocultas para siempre; es decir, nada quedó de él, al igual como en vida ordenó hacer contra quienes - simplemente- pensaban diferente. A la postre, lo ocurrido aún cuando no emanó de ningún tribunal, por cierto fue un castigo.