Para mí la fotografía periodística, más allá de premios, reconocimientos y todo lo que pudiese eventualmente significar una carrera de este tipo, es un arma potente para luchar por un ideal de justicia e igualdad entre los seres humanos.
No puedo dejar de recordar, aunque sólo hace poco tiempo conocí la historia, a Rodrigo Rojas Denegrí, a la majestuosa AFI y a muchos fotógrafos y periodistas que lucharon en contra de la dictadura militar. Al viejo de todas las protestas, Jorge Zúñiga. Con él comparto reporteando muchas luchas callejeras, aunque no es con piedras, molotov, ni haciendo barricadas. Es con lo nuestro, con una cámara en la mano.
A veces la gente que estudia esta carrera y algunos profesores de la misma se mantienen en la línea de la “objetividad”. Se preocupan más de cómo fue tomada la fotografía (aspectos técnicos como el diafragma, velocidad, cómo esta encuadrada y otras cosas) que el contenido de la fotografía. o basan sus estudios en buscar la forma de trabajar en los diarios “oficiales” y en cuánto será su paga a fin de mes. Obviamente uno tiene que preocuparse de cómo alimentar a los suyos, pero sin pasar a llevar nuestros ideales, sin vender un rostro luchador.
En verdad, nunca seré un “buen” fotógrafo. Es posible que mis fotos no serán del gusto para el ojo humano habitual, no serán fácilmente vendibles, ni serán bellas ni bien encuadradas. Pero siempre trataré de ser lo menos objetivo posible, si por objetividad se entiende la equivocada pretensión de no tomar partido, ser neutro o sin compromisos.
El no tomar partido, la pretensión de neutralidad y de falta de compromiso, es en sí misma una opción conciente y deliberada de presentar los hechos de una manera determinada y no de otra diferente. Pienso que esa objetividad mal entendida, que inevitablemente es la opción por la “verdad oficial”, al neutralizar la inteligencia y la comprensión de los hechos objetivos daña al ser humano y lo vuelve irremediablemente sumiso al sistema existente. Siempre tendré un pensamiento analítico y crítico, que por lo tanto se tiñe políticamente. Y eso me lo prometo.
¿Qué hago?
Veo a un joven apiedrar a los carabineros y le saco una foto. Puedo culparlo por ser joven y rebelde, por querer una vida mejor y digna, por (sobre) vivir en la miseria, en un sistema educacional deplorable, en una familia de 5 o 6 integrantes donde el padre gana 120.000 pesos al mes y apenas le alcanza para “vivir” (¿qué familia puede tener una vida sólo digna con el mal llamado “salario mínimo”?). Mientras somos bombardeados por la publicidad comercial que nos incita compulsivamente al consumo y más consumo, la pobreza y la miseria, la cesantía crónica en el país, la marginalización salvaje de amplios sectores del país, sólo pueden generar nuevos pobres y míseros, reproducir al infinito la desigualdad y falta de oportunidades, generar represión y violencia, mantener una democracia de mentira que no acepta un pensamiento diferente ni menos la protesta conductual. Qué objetividad neutra y no comprometida se puede tener cuando la riqueza de unos pocos sólo puede existir sobre la base de la miseria y penurias de la mayoría y ese privilegio se consolida con represión creciente y manipulación de las conciencias.
¿Quién es el criminal?
El joven o el sistema en el que vive.
La fotografía periodística tiene que retratar el momento, la realidad y una diversidad de factores que condicionan el momento retratado en la imagen. Pero tiene que dar cuenta de esos los factores y las matrices que hacen el momento. Tiene que denunciar la realidad y no lo que un sector dominante quiere que veamos. Tiene que importarle más el perro vagabundo, expresión de subdesarrollo y abandono, que el topples de Cecilia Bolocco, tiene que destapar los ojos y no taparlos con noticias basura. Tiene que tener un tinte ideológico, es decir, tomar posición explícita y no por omisión, alejándose de esa pretendida objetividad que imponen los poderes fácticos de toda sociedad como verdad visual oficial. Tiene que estar enfocado a lo periodístico y desde ese matiz sacar lo artístico, no al contrario.
Se me asoman unas interesantes preguntas en la mente:
Los "objetivos" de hoy ¿como retratarían a Jesucristo sacando del templo a latigazos a fariseos y comerciantes?
¿Serían neutros y sin compromisos?.
¿Tomarían partido por los fariseos y comerciantes, los privilegiados de aquel entonces, o por Jesucristo en su defensa de los pobres y desvalidos?
Obviamente por los fariseos y comerciantes, los empresarios y manipuladores de conciencia de aquellos tiempos.
¿Cómo sería declarado Jesús por sus acciones?
De agitador, terrorista, violentita, subversivo. Palabras muy utilizadas por la prensa y autoridades en nuestros tiempos.
Veo en muchos compañeros de carrera la idea de que a ellos no les gustan las marchas, los actos sociales, la protesta social, que les importa más el arte. No lo encuentro malo, pero si mal enfocado en lo que la carrera dicta: fotografía periodística.
Nosotros somos la futura generación de transmisores de la realidad, no podemos pensar en preocuparnos de cómo ve El Mercurio, La Tercera o La Segunda el tipo de imágenes que ellos necesitan mostrar. De lo que ellos dicen del mundo porque esos medios como otros son controlados por gente y sus intereses y privilegios que no pretenden mostrar la verdadera realidad. Realidad compuesta en verdad por diversas realidades, dependiendo del sector social que la compone, de los intereses materiales que corporiza cada sector social. Realidad plena de contradicciones objetivas, que la imagen debe ser capaz de develar y denunciar.
Eso es para mí y eso pienso de la Fotografía Periodística.
Por eso me considero un Reportero Gráfico y no un Fotógrafo.
Dinko