Este año se cumplirán 36 años del golpe de estado de los poderosos que instalo el neoliberalismo en Chile, y ya el fracaso del modelo instaurado con fusiles ha quedado al descubierto.
Por años los de abajo debieron soportar privaciones en nombre de la ganancia de los patrones, nacionales y transnacionales, que lucran con el sudor de l@s explotad@s, por años la respuesta a las demandas de mejor salud, vivienda y educación fue el sucio garrote del estado cayendo sobre las espaldas del pueblo que lucha. Hoy la crisis económica (la que siempre estará presente en el capitalismo) ha demostrado que es necesario un estado que intervenga en la economía y un nuevo orden económico mundial. Es en esa coyuntura que el pueblo debe organizarse para pelear porque ese nuevo orden deje de estar regido por los poderosos.
La crisis recrudece las privaciones para los de abajo, pero también presenta la oportunidad de revertir el orden socio-represivo al que nos tienen acostumbrados una minoría de privilegiados que perciben las enormes ganancias que el capital extrae de todos nosotros.
Esta situación la comprenden los poderosos que buscan fortalecer la idea de que los conflictos de los trabajadores, estudiantes y pobladores se solucionan en el juego democrático y las instituciones del estado buscando con ello desmovilizar y mantener controlados a los de abajo por medio de mesas de negociación, concejos asesores, reuniones con tacitas de té y galletas, pero la negociación solo sirve con el pueblo activo y movilizado; es en la lucha cotidiana en las calles como lograremos llevar a buen fin nuestras demandas, es por medio del fortalecimiento del poder de los de abajo, un verdadero poder popular, que conquistaremos una vida digna.
En este período los poderosos utilizarán una serie de sutilezas para desmovilizar a los movimientos sociales y organizaciones políticas antagónicas al orden establecido, pero cuando estas no les dan resultados recurrirán a la violencia de las fuerzas represivas y la tergiversación de las noticias sobre los conflictos catalogando a quienes luchan de “terroristas” “delincuentes” “antisociales” para legitimar los montajes que buscarán deslegitimar al pueblo y sus organizaciones.
Frente a esas situaciones (que se multiplicarán a medida que la protesta social se acrecerte producto de la crisis económica) es necesario fortalecer y generar nuevas organizaciones de base apostando a lograr coordinaciones territoriales que sobrepasen el ámbito de lo local, debemos ser capaces de tejer redes que actúen localmente logrando efectos globales en la política del país permitiéndonos inclinar la balanza hacia la solución de nuestros problemas, si la crisis no la provoca la mayoría de la sociedad, esta ultima no tiene porque hacerse cargo de ella; SI LAS GANANCIAS PRODUCIDAS EN LA SOCIEDAD SE LAS LLEVAN UNOS POCOS, QUE ESOS POCOS RECIBAN LOS COSTOS DE LA CRISIS.
La organización, la lucha y la solidaridad serán las herramientas que nos permita disputar el proyecto de sociedad a seguir, mientras el mundo popular se organiza por llevar las riendas de su propio destino confiando en sus propias fuerzas, sin caer en las mentiras y campañas de desprestigio que desde el poder se lanzarán para generar desconfianzas entre los que luchan.
Para hacer frente a la crisis y poder dibujar un proyecto antagónico al capitalismo es necesaria la unidad en la lucha, si la izquierda no se pone a la altura de lo que vendrá, será el pueblo quien se encargue de pasar la cuenta a aquellas organizaciones vacilantes, pues el pueblo oprimido será el único protagonista capaz de lograr hacer temblar las bases de esta sociedad egoísta e individualista para lograr un Chile popular.
LA CRISIS Y LAS OPORTUNIDADES DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Fuente: http://www.circulosrevolucionarios.blogspot.com