EL DÍA QUE CARDEMIL NO DEJÓ ENTRAR A “LA NEGRA” SOSA

El 18 de julio de 1988 la dictadura cerró las puertas a Mercedes Sosa. El decreto firmado por el hoy diputado por Santiago se emitía por orden del “Presidente de la República”, Augusto Pinochet.

Por orden del Decreto Supremo Nº 597 de 1984, se prohibió el ingreso a Chile a Mercedes Sosa, Constantin Becar y Joan Baez. El documento lo firmó el subsecretario del Interior de la época.

Inversamente proporcional al sentimiento que la música de “La Negra” provocaba a los luchadores por la democracia, en la década de los 80 el canto de Mercedes Sosa causaba dolor de guata, paranoia y miedo en la dictadura militar de Augusto Pinochet y en los funcionarios civiles de su gobierno.

Prueba de ese clima de represión política son los documentos oficiales del Ministerio del Interior que el año 1988 prohibieron el ingreso de “La Negra” a Chile.

El documento legal, fechado el 18 de julio de 1988, señala que “conforme a lo dispuesto en el Decreto Supremo Nº 597 de 1984, del Ministerio del Interior, Policía de Investigaciones ha ordenado rechazar, el ingreso al país de los extranjeros Mercedes Sosa, argentina; Constantin Becar, alemán; y Joan Baez, estadounidense, en virtud de los antecedentes que obran en poder de esa institución”.

El mismo documento citado remata con un: “RESUELVO: Prohíbase el ingreso al país a MERCEDES SOSA, CONSTANTIN BECAR y JOAN BAEZ” y con el espeluznante: “Comuníquese la presente resolución a Policía de Investigaciones de Chile, Carabineros de Chile, Ministerio de Relaciones Exteriores para su conocimiento y fines consiguientes. ANOTESE Y COMUNIQUESE POR ORDEN DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA”. Firma Alberto Cardemil Herrera, subsecretario del Interior.

Ese era el tono y el contexto que le imprimía la dictadura militar a los decretos, resoluciones exentas y otro sin número de papeles legales que coartaban las libertades en Chile, testimonios históricos que hoy cobran un valor fundamental cuando por un lado muere una de las artistas cuyo ingreso al país fue prohibido por los militares, y por otro, los mismos que firmaban estos papeles hoy postulan “cambios de gobierno” con vestidos democráticos.

Mientras todo el mundo llora la partida de la “voz de América” y en todas partes su resistencia contra las dictaduras del cono sur es elogiada por su aporte a la lucha de los DDHH, no hay que olvidar estos archivos, menos cuando el mismo ministerio prohibió en 1984 el ingreso al país de Silvio Rodríguez y el ’83 hizo lo propio con el cantante Joan Manuel Serrat, todos “enemigos de la vida, extremistas, terroristas y comunistas, que lo único que buscaban era ampliar los tentáculos del marxismo internacional”, en la jerga de quienes gobernaban el país por esos años.

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