Este slogan ha cobrado importancia últimamente, intentando reflejar la preocupación del gobierno por el bienestar de la mujer chilena, tratando de evitar más femicidios y agresiones. El problema es que a simple vista los hechos contradicen los dichos, porque en recientes manifestaciones ha quedado en evidencia que eso no está contemplado en los procedimientos de detención que usan Carabineros de Fuerzas Especiales.
Hay total impunidad de los responsables frente a los excesos y abusos de poder que cometen en contra de mujeres que se atreven a protestar, lo que queda demostrado con hematomas y lesiones no menores que posteriormente muestran las afectadas. Estos mismos hombres olvidan que sus esposas, hijas y madres ven este penoso espectáculo en todos los medios, imaginando que una de ellas podría ser la próxima víctima de violencia.
¿Hasta cuando esta impunidad?, al parecer el estado de derecho solo corre en un solo sentido, hacia donde está el poder.
Tal vez es por eso que la luchadora que se ve en la imagen es tratada violentamente a sabiendas que nadie alzará la voz. Ojala esto llame a reflexionar a quienes se alzan como paladines que defienden a la mujer, que de seguro tienen hijas, nietas y esposas.