JUICIO DE CAÑETE: “NO ES UN MENSAJE DE JUSTICIA, ES UN MENSAJE DE CASTIGO”

Distintas reacciones han surgido ante el fallo del Tribunal de Cañete, que condenó a 25 y 20 años a cuatro comuneros vinculados al ataque al fiscal Mario Elgueta, entre los que destaca el sindicado líder de la Coordinadora Arauco Malleco, Héctor Llaitul.

El abogado y codirector del Observatorio Ciudadano, José Aylwin, se refirió a la aplicación de la Ley Antiterrorista a lo largo del proceso y la condena por delitos comunes “graves”: “En este caso quedaron desvirtuadas las imputaciones de delitos terroristas que por tanto tiempo se utilizaron para perseguir a los mapuche por hechos de protesta social. Sin embargo, las penas son tremendamente elevadas que no se condicen con la gravedad de los hechos ni tampoco con los lineamientos del Convenio 169, que establece claramente que la justicia debe preferir penas diferentes al encarcelamiento”, señaló.

José Aylwin denunció que se está haciendo caso omiso a un tratado internacional de DD.HH. al establecer además penas altísimas, que alcanzan el cuarto de siglo en el caso de Llaitul.

Un juicio que fue sumamente esperado por los mapuche, ya que marcaría una señal del gobierno hacia los comuneros después del largo ayuno que sostuvieron el 2010 exigiendo un justo proceso.

Sin embargo, Aylwin advirtió que no se está dando una buena señal y que es de esperar que se agudice el conflicto: “No es un mensaje de justicia, es un mensaje de castigo, que contrasta marcadamente con la impunidad en que quedan los delitos de homicidio de defensores de derechos mapuche. Lamentablemente algunos sectores interpretan que estos hechos deben ser contestados y eso genera espirales de mayor conflictividad. Estos son mensajes equívocos del Estado de Chile hacia el pueblo mapuche”, dijo.

En la jornada de ayer se registraron nuevas barricadas y cortes de camino en rutas de La Araucanía en señal de protesta y una treintena de comuneros realizó también la toma de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, en pleno centro de la plaza de Cañete, instancia en la que Natividad Llanquileo, vocera de los presos, hizo un llamado a la Iglesia Católica a pronunciarse sobre esta situación.