Fuente: Colectivo Praxis
Hoy recordamos a los hermanos Vergara Toledo, y a través de ellos a los cientos de caídos en dictadura, pero no lo hacemos como un rito que año a año se debe repetir como un viejo viaje de peregrinación, lo hacemos reflexionando por que murieron, y aún más, porque vivieron.
Los combates actuales nos llaman a ser activos constructores, y alegres sembradores de un proyecto popular que permita a las organizaciones sindicales, poblacionales y estudiantiles un rearme político desde la lucha por sus demandas inmediatas, para ir generando condiciones que permitan a las clases oprimidas fortalecerse, articularse, y disputar el poder dentro y fuera de la institucionalidad con un proyecto de transformación social, única forma para terminar con las desigualdades inherentes al capitalismo. Solo la participación activa de la militancia política en las organizaciones de base, permitirá hacer florecer en nuestra sociedad la alternativa clasista que de nacimiento a un nuevo chile, radicalmente democrático y socialista.
La realidad concreta nos impone grandes tareas que, si no somos capaces de llevar a cabo, estaremos defraudando a quienes ofrendaron sus vidas por los objetivos revolucionarios que hoy reivindicamos como vigentes y necesarios. La sociedad neoliberal dejada por la dictadura y administrada durante años por la concertación ha logrado mantenerse, no sin sobre saltos (los luchadores asesinados desde la llegada de la “alegría”, hasta hoy, lo testimonian, al igual que los presos políticos mapuche, el aumento de la movilización social y las cárceles llenas de pobres que movidos por sus necesidades básicas, o aquellas inducidas por el mercado, delinquen evidenciando el rostro gris de este Chile “triunfante”), pero se ha mantenido.
Cuando los oprimidos se organizan, algo huele mal para los poderosos, puesto que hay ahí un proyecto que es peligroso para ellos, un proyecto que en su tiempo asumieron los Hermanos Vergara, ellos asumieron con convicción la lucha por una nueva sociedad, por un Chile sin explotados ni explotadores mediante todas las formas de lucha, lo repetimos: toda las formas de lucha. Por eso eran peligrosos, pues no eran jóvenes que solo enfrentaban con las armas a la dictadura, sino que, junto a ello, construían organización para luchar por las demandas populares, vinculando la lucha política contra la dictadura con la lucha económica por una vida mejor expresada en la multiplicación de organizaciones de base que generaban experiencias de autogestión, fuertes lazos de solidaridad y gran participación social.
Desde la resistencia, hacia la ofensiva.
En la senda de los jóvenes combatientes, sembramos proyecto popular.
Santiago, 29 de marzo de 2011.