Por Alejandro Lavquén
La invitación del presidente Piñera a los estudiantes, para dialogar en La Moneda el día sábado 3 de septiembre, había provocado expectativas de todo tipo, sobre todo en cuanto a las posibilidades de solucionar a la brevedad el conflicto y llegar a acuerdos que satisficieran tanto al gobierno como al movimiento estudiantil. Pues bien, la reunión se realizó y tras escuchar las declaraciones al respecto, de quienes participaron en la reunión; es decir, gobierno, rectores, presidente del Colegio de Profesores, dirigentes estudiantiles universitarios y un sector de los estudiantes secundarios (CONES), podemos decir que quedan muchas dudas sobre qué pasó –exactamente y en detalle- en dicho encuentro, pues las declaraciones de los participantes, tras el encuentro, sólo fueron vaguedades. Un ejemplo, todos coincidieron en que “se transparentaron las posiciones” ¿Qué acaso no estaban transparentadas desde un principio? ¿Y todo lo dicho por ambas partes antes de la reunión? El gobierno no ha variado en nada su posición medular –es decir ideológica-, en nada ¿La variará? Pensarlo me parecería una ingenuidad, además, ¿Para qué, si ya metió el primer gol…, y viene el segundo…? El primer gol fue sacar del camino del “diálogo” a los representantes de los estudiantes secundarios agrupados en el ACES, que tampoco obtuvieron el apoyo contundente de sus pares, pues aparte de declaraciones solidarias por parte de la Confech, del presidente de los profesores y del CONES, esto no se concretó en hechos relevantes y de férrea consecuencia, como debió haber sido no asistir a la invitación de Piñera en La Moneda sino eran invitados los dirigentes del ACES.
Lo único concreto y “novedoso” parece ser que el ministro Bulnes ha dicho que el lunes 5 de septiembre (hoy es domingo), entregará “la calendarización del desarrollo de las mesas de trabajo”, aunque no habló sobre qué temas. La Confech explica que el martes dirán si continúan conversando con el gobierno o no, y que de continuar no significaría detener las movilizaciones. Suponemos que la continuación del diálogo dependerá de los temas que pretende calendarizar el gobierno. Los rectores, por su parte, dicen estar contentos ya que de los doce puntos expresados en la carta de los estudiantes al presidente “hay un acercamiento importante en ocho puntos”, o sea, siguen la lógica del gobierno de que “hay más coincidencias que diferencias con los estudiantes”, discurso comunicacional obviamente mamón que apunta a distorsionar, lo medular de lo que está en juego, en la conciencia colectiva de los chilenos. Acá lo fundamental son las diferencias, sobre todo las relacionadas con el fin del lucro y la estatización de la educación, es ésa el área chica donde se definirá el futuro del conflicto, así como a ganadores y perdedores. Si pierde el gobierno pierde la oligarquía empresarial-pinochetista-portaliana, si pierde el movimiento estudiantil, pierde el pueblo y continúa el abuso de siempre. Porque aquí no todos pueden ganar, seamos realistas. En fin, habrá qué esperar al lunes y martes para perspectivar el desarrollo de los futuros acontecimientos, pero desde ya nacen algunas interrogantes, una de ellas bastante importante ¿Qué harán los estudiantes para revertir el uno a cero en contra con que partieron las conversaciones con el gobierno?.