
Fuente: El Mostrador
Con consignas que exigían justicia y la anulación de la ley de Amnistía, un grupo de al menos 20 personas se sentó en el tercer piso, siendo desalojadas por los gendarmes.
Familiares de detenidos desparecidos y ejecutados políticos comenzaron una protesta en la Segunda Sala Penal de la Corte Suprema, para reclamar por la reciente aplicación de la prescripción en el caso de un detenido desaparecido del proceso conocido como Puente Loncomilla.
Con consignas que exigían justicia y la anulación de la ley de Amnistía, un grupo de al menos 20 personas, encabezadas por la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Lorena Pizarro, se sentaron en el tercer piso, siendo desalojadas por los gendarmes.
Como ocurriera en la década del ’70 y ’80, los abogados de derechos humanos leyeron una carta en la que criticaban las faltas que implican para el debido proceso y la democracia las últimas resoluciones del máximo tribunal en materia de derechos humanos.
El pasado martes, la Sala Penal aplicó la prescripción y absolvió al coronel retirado del Ejército Claudio Lecaros Carrasco, a quien la Corte de Apelaciones había condenado a cinco años de prisión por el secuestro y homicidio de tres campesinos en 1973, delitos considerados de lesa humanidad.
El fallo va directamente en contra de la doctrina jurídica que ha sostenido el máximo tribunal en delitos de lesa humanidad, al considerar que no pueden ser amnistiados ni prescritos, porque así lo establecen las normas internacionales.
La polémica estalló porque el fallo se adoptó debido a una “mayoría circunstancial”, ya que no se encontraba presente el ministro Alberto Chaigneau, ideólogo de la teoría del secuestro permanente. De hecho, el mismo día, con este magistrado presente, el máximo tribunal condenó a siete ex miembros del Comando Conjunto por el caso Contreras Maluje.
La manifestación, que se extendía al cierre de esta nota, se desarrollaba en un lugar que implicaba que los abogados que alegan en la Segunda Sala, como también los ministros, escuchen todas y cada uno de sus reclamos.