Fuente: Editorial Quimantú
Una vez más tenemos la amenaza latente sobre la creación, la libre expresión, la libertad, y los derechos de cientos de jóvenes que a lo largo de cuatro años han encontrado un espacio propio e independiente para desarrollarse. Lo que la sociedad actual les negó o les quitó, ellos lo han construido y hecho realidad, conquistado a través de los cientos de talleres de arte que han desarrollado al interior de la casona de República 550. Jóvenes que se han negado a la mercancía, al individualismo, al lucro y al consumo, por el contrario, han creado un espacio independiente y de participación colectiva.
Y, una vez más, los mandamases de la política, los dueños del poder, las autoridades, ciegos a las construcciones que no encajan en el ajedrez que han armado, pretenden desalojar el arte y la creación, desalojar violentamente las aspiraciones y los sueños colectivos, encarcelar la libertad de expresión y los espacios públicos.
Después de cuatro años de batallas legales para quedarse con la casona, los tribunales chilenos han decretado el desalojo de República 550 para entregársela al Serviu, como “legítimos” dueños.
Sin embargo nosotros podemos cuestionar esta “legitimidad”. La casona de Republica 550 no tiene una historia cualquiera. De ser un internado de estudiantes, pasó a ser una cárcel de tortura ocupada por los militares después del golpe. Con la llegada de la Concertación se transforma en una casa abandonada y termina, por fin, siendo una Okupa de jóvenes, profesores y artistas que la purificaron y la sacaron del abandono, transformándola en un espacio de encuentro, reunión y talleres múltiples de arte. En este sentido ¿quién es más dueño de la casona? Creemos fervientemente que le pertenece a quienes la sacaron del abandono y la han ocupado en el transcurso de estos últimos años.
Nos reconocemos como parte de los que pasaron por esos espacios a entregar nuestra cuota de vida para borrar tanta muerte y abandono: En la casona se lanzaron los libros “Hablar de Cuba, hablar del Che” y “La revolución de los Camaleones”, del escritor cubano Eddy Jiménez. En sus patios presentamos el texto de la obra de teatro “El evangelio según San Jaime” del dramaturgo chileno Jaime Silva, que contó con la presencia de Isidora Aguirre, destacada artista chilena, y cientos de estudiantes de teatro. Allí también Raúl Zibechi, escritor y periodista uruguayo, parte del equipo del semanario Brecha, ganador del Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí 2003 y autor de los libros “Dispersar el poder” y “Autonomías y emancipaciones” publicados por nuestra casa editorial, sostuvo encuentros y conversas con organizaciones sociales.
Talleres de las más diversas disciplinas artísticas, encuentros de organizaciones sociales, compañías de teatro, músicos, bailarines, han encontrado un espacio libre en esta casona, alternativas gratuitas de educación de calidad, un haz de luz en la triste realidad de la mediocre educación pública.
Y esto sólo por nombrar algunas de las múltiples actividades que se han desarrollado en estos últimos años, en un espacio autónomo, independiente y que está a disposición de los miles que el sistema margina. Un espacio solidario y abierto, en momentos en que todo el sistema nos grita que nos quedemos en nuestras casas, porque el encierro es lo mejor.
Porque nunca le hemos creído al sistema, es que manifestamos que:
La okupa debe continuar repleta de jóvenes, de creadores y artistas, que le dan vida y que son futuro.
Apoyamos la legítima resistencia de sus dueños ante el desalojo del estado. Respaldamos el derecho de cada joven a exigir su lugar, su puesto y su disposición para construir su país, ya que el Chile construido por arriba e impuesto a los de abajo, representa al modelo económico y social más dañino que ha existido en la historia de la humanidad, un país del cual se sienten marginados, expulsados y extraños.