1. Consternación e indignación. Tras la brutal represión por parte del gobierno peruano de Alan García a indígenas de la zona del noroeste del Perú, nos llegan a la memoria las injustificadas razones por las cuales los gobernantes de turno intentaron involucrar a nuestros países latinoamericanos en los tratados de libre comercio (TLC). La modernidad y el progreso llegarían a nuestras tierras tras la firma de esos acuerdos, decían. Renunciar a derechos laborales, o de propiedad intelectual, o sobre los recursos naturales nacionales, implicaba en todos los países cambios constitucionales de gran peso social, pues el neoliberalismo había encontrado la excusa perfecta para profundizarse en Latinoamérica. Sin embargo, la resistencia de los pueblos se hizo presente: valga recordar que, en Ecuador, las grandes movilizaciones indígenas del 2006, en caso único en el continente, impidieron la firma del TLC.
Esa tradición de resistencia heroica continúa en el norte peruano cuando miles de indígenas (amparados en la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana, Aidesep), en más de 50 días de movilización pacífica y de defensa de sus tierras y de la tierra como un recurso colectivo, cuestionaron y enfrentaron la avidez neoliberal del gobierno de Alan García. Este procedió a utilizar la desmesura de la fuerza ante la apertura al diálogo, y las brutalidades en violaciones a derechos humanos contra las poblaciones indígenas no se han hecho esperar. Ejército y policía arremetieron y asesinaron a decenas de indígenas. En la otra tradición colonial, la de las bestialidades desde el poder, el gobierno de García, envalentonado por el apoyo de las élites y con la complicidad de los medios de comunicación peruanos, se solaza en la sangre derramada. ¡Nuestra inclaudicable solidaridad con el pueblo indígena peruano!.
(El contexto actual también nos lleva a la reflexión sobre la extracción de los recursos naturales bajo un modelo rentista: el desarrollo capitalista en nuestras tierras encuentra, así, en la explotación pura de la naturaleza la supuesta alternativa para el desarrollo. Pero, existen riesgos, y muy graves, al hacerlo.)
2 Este día, 14 de junio, me permite recordar los nacimientos de dos personajes importantísimos de la historia latinoamericana: 115 años de José Carlos Mariátegui y 81 años de Ernesto Che Guevara. ¡Vaya coincidencia! De Mariátegui es necesario releer su obra cumbre: ‘7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana’. En el camino hacia un entendimiento histórico de la cuestión indígena en Perú y en el continente, con el consiguiente compromiso político, sus reflexiones encuentran un inmediato y urgente referente, fundamentalmente en la indivisibilidad de la relación tierra-indígenas. En la posibilidad de la construcción del socialismo, Mariátegui nos da luces desde hace casi un siglo. Y aunque la academia ya no recuerde estos dos nombres y trate de ignorar el debate crítico sobre su trascendencia histórica, la realidad latinoamericana se empeña en traernos su presencia.