ANDRÉ JARLAN VIVE EN NUESTRAS POBLACIONES

Fuente: Jaime Escobar / Sub director de “Crónica Digital” y “Reflexión y Liberación”.

Cuando André Jarlan llegó a Chile en 1983 lo primero que hizo fue ayudar a rehabilitar a jóvenes drogadictos de la población La Victoria, pero la bala asesina de un Carabinero terminó con esa vida consagrada al servicio de los pobres.

El Padre André Jarlan vino desde Francia a cooperar en la Parroquia de la población La Victoria, junto al Padre Pierre Dubois. Jarlan venía de colaborar en la Juventud Obrera Católica francesa y en su nueva Parroquia chilena se abocó a trabajar con jóvenes, especialmente, con los que estaban en el mundo oscuro de la drogadicción.

Eran los años 80 en que arreciaban las protestas populares en contra de la dictadura militar y en ellas participaban activamente no pocas comunidades cristianas de base, en que sacerdotes y religiosas acompañaban y asistían a los heridos que dejaba la violenta represión que se hacía sentir con más rigor y brutalidad en las poblaciones populares, como La Victoria, La Legua, La Pincoya, Villa Francia y tantas otras de todo Chile.

Tanto el P. André como Pierre Dubois eran incansables en su pregonar sobre la eficacia de la no violencia activa. Es decir, oponerse a la violencia institucionalizada que ejercía a diario la dictadura, con métodos y estrategias no violentas pero efectivas, en eso consistían las “protestas populares” en contra de la dictadura de Pinochet. Este símbolo de la lucha antidictatorial molestaba de sobremanera a los “guardianes del orden” que respondían con balas y represión indiscriminada sobre la población. Era la cultura de la muerte en contra de la Esperanza y la Libertad!

Es en este contexto que llega aquel 4 de septiembre de 1984. Temprano cae acribillado un joven de la población La Victoria, amigo del P. André, Esa tarde cuando el P. Pierre llegó a la casa parroquial, subió hasta el segundo piso y lo encontró con su cabeza sobre la mesita de la habitación. André, estaba leyendo la Biblia cuando entró la bala asesina disparada desde la esquina (30 de octubre con Ranquil) por el cabo Poveda. La bala le perforaba su cuello y yacía sobre el libro sagrado abierto en el Salmo 129 en que se lee: “Desde lo más profundo Clamo a Ti, Señor…Escucha mi clamor…”

Esa trágica noche llegó hasta la casa parroquial el Cardenal Arzobispo de Santiago, Juan Francisco Fresno y desde una ventana se dirigió a la muchedumbre que había llegado de poblaciones vecinas y permanecían en vigilia sin temor a las fuerzas de la represión que los rodeaban, exclamó: “ Hermanos cuando se trata de la muerte violenta, una sola muerte basta. Ya es demasiado. Y en estos días ha habido más de una muerte. Esto no puede seguir”.

De esta forma André Jarlan se sumó al martirio del pueblo chileno a manos de una dictadura sangrienta que no trepidó en asesinar a religiosos. La sangre de André se unió a la de sus hermanos en el sacerdocio también asesinados: Joan Alsina, Gerardo Pobrete, Antonio Llidó y Miguel Woodward. Felizmente la muerte de Jarlan tuvo un reconocimiento activo no solo por parte del pueblo que lo llevó en sus hombros hasta la Catedral, sino también de la jerarquía eclesiástica que en pleno condenó el vil crimen.

Por esta potente razón es que todos los años la comunidad de la Parroquia de La Victoria lo recuerda con afecto y cariño durante la primera semana de septiembre. Ahora, a 25 años de su martirio, nuevamente este domingo se celebrará una Misa solemne en memoria de este sencillo misionero francés que entregó su vida por la causa justa de la Democracia y los Derechos de los más pobres y postergados.

Nos encontraremos, como siempre, este domingo a las 16,00 hrs. En calle Galo González con Unidad Popular para decir; Con nuestro André Jarlan “Tener confianza y compartir con otros lo Vivido”.