¿QUIÉN MATÓ A RIQUELME?

Fuente: Luchokallejero

Si bien todo indica que los autores del asesinato del epiléptico David Riquelme Ruiz fueron los integrantes de una patrulla de infantes de marina, este crimen horrendo involucró a otros actores que operaron desde la distancia, virtualmente como instigadores.

El asesinato a golpes del humilde recolector de cartones de Hualpén, acaecido la madrugada del miércoles 10 de marzo, parece la crónica de una muerte anunciada.

A MATAR

Tras el terremoto, en Concepción y alrededores se produjeron diversos saqueos, lo que motivó a las autoridades a enviar a la zona un poderoso dispositivo militar para restablecer el orden. Esta determinación se tomó en medio de una creciente agitación en los círculos de poder y sus medios de comunicación, a favor de una mayor severidad en el control de las “hordas” saqueadoras. El diario La Tercera, de propiedad del magnate Alvaro Saieh, fue más allá y por la vía de sus columnistas no solo clamó por la intervención militar, sino también lanzó fuertes ataques a unas tales “doctrinas de derechos humanos”, exaltando medidas extremas para restablecer el orden. La TV colaboró activamente a esta agitación, repitiendo imágenes de los saqueos una y otra vez.

Sin duda la situación de Concepción se volvió difícil luego del sismo. Los saqueos afectaron no solo a las grandes tiendas o supermercados, sino también a boliches de barrio y hogares. Gentes recorrían las calles en vehículos robando en gran escala, incendiando algunos negocios asaltados y sembrando el espanto en los barrios. En varios de ellos, especialmente en condominios de clase media, se organizaron milicias para protegerse de los saqueadores, incluso con participación de personas de izquierda. El pillaje parecía impedir el reparto de alimentos y agua y esto motivaba a más desbande y etc. etc.

Aún así, resulta muy complejo enviar a una fuerza armada a intervenir en una situación de desastre y más aún en medio de presiones políticas y mediáticas por acciones extremas, como decretar ley marcial o mandar a matar personas calificadas de “delincuentes”, “vándalos”, “hordas” o “turbas” compuestas de “salvajes”, etc. etc..

En esa circunstancia y a pesar de la disciplina militar y las instrucciones de moderación, era previsible que alguien resultara muerto y así ocurrió

¿Quien mató a Riquelme? Los infantes de marina sin duda. Pero a ellos el clamor civil les dijo que fueran a correr bala y a maltratar a los “flaytes” ladrones para que “aprendieran”, y por eso, sin duda, golpearon hasta morir al humilde cartonero.

FASCISMO CIVIL

Entre los activistas de Derechos Humanos el ambiente creado tras los saqueos generó gran inquietud. Primero por la facilidad con que la prensa transformó a personas desesperadas en vulgares “delincuentes”, aunque no se comportaran como tales. Gran cantidad de ellos no cubrían sus rostros y no parecían preocupados por ser captados por las cámaras, tampoco robaban o golpeaban a los noteros de TV. Si los saqueos hubiesen sido protagonizados por puros delincuentes, los primeros que sufrir las consecuencias con robos y agresiones son los gráficos y los móviles de TV. Otra inquietud fue la reacción desaforada de algunas autoridades locales, como la alcaldesa de Concepción y actual intendenta, y el inefable alcalde de Hualpén, lugar donde ocurrió el crimen del cartonero Riquelme. Pero el detalle más perturbador fue la exigencia de muchos civiles, especialmente a través de Internet, de establecer la ley marcial, sin dimensionar o sin importarles las serias consecuencias que podía tener una medida como esa. En 20 años de “democracia” una proporción muy significativa de chilenos sigue inclinándose por medidas brutales y en algunos casos está muy dispuesto a tomar la justicia por su mano y a organizar bandas armadas en contra de los más pobres, por el temor que les provocan, como pasó en Santiago, por ejemplo. El fascismo continúa incubándose y manifestándose en la sociedad chilena, alentado por la explotación mediática de la delincuencia y ahora por los saqueos, lo cual parece brindarle la coartada perfecta y el ambiente propicio para mostrarse sin pudor alguno.

SICARIOS DE LA PLUMA... también llamados "periodistas"

"LA PRENSA APUNTA, LOS UNIFORMADOS DISPARAN... PERO LAS BALAS NO SON TINTA"