FORMALIZADO POR UN LÁPIZ: JUMBO ATROPELLA DERECHOS DE ESTUDIANTE DE PERIODISMO

Mi nombre es Pablo Moreira, Estudiante de Periodismo y Comunicación Social de Universidad ARCIS, y esta es mi historia.

Hace cuatro años que trabajo como reponedor interno Part- Time, de la sección Abarrotes/Botillería, en el supermercado Jumbo, de la comuna de Peñalolén.

Sin embargo, todo eso cambiaría aquella lluviosa noche del 5 de mayo en Santiago, ya que cuando eran alrededor de las 21:00 Hrs nos encontrábamos con mis compañeros muy apurados terminando de ordenar los pasillos, reponer la mercadería y de limpiar las góndolas, ya que habría fumigación al término de la jornada.

LOS HECHOS

A las 21:45 mi nombre y el de un compañero suenan por los altoparlantes del local, indicando que nos debíamos acercar a “Reloj Control”. Así que fuimos y cuando llegamos allí nos esperaba la guardia interna de Jumbo, Marjorie Alvear Alvear.

-“Entreguen los lápices. Tú (yo) y tu compañero”.dijo. Al señalar eso la guardia, quede perplejo, por lo que le refute.

-“¿Qué lápiz?”, dije. El que se robo su compañero, respondió. “

- “Perdóneme Srta. Guardia, yo trabajo hace cuatro años acá, mi hoja de vida es intachable, cómo me acusas de eso?”, le dije. Y simplemente al escuchar, no lo tomo en cuenta y nos ordeno bajar.

Ya en la sala de monitores de los guardias, exijo una explicación, a lo que me señalan que supuestamente mi compañero de labores, Jonathan Boss, habría sacado 3 lápices desde una caja cuando realizaba el procedimiento llamado “J”, que es retirar la mercadería de todas las secciones que los clientes dejan en canastillos al lado de las cajas. Y como yo le había pedido un lápiz a Boss anteriormente, este me pasó uno de los que tomo de ese lugar.

Ahora, mi compañero precisó que la caja de lápices estaba rota, por eso él saco 3 lápices, ya que no teníamos con qué anotar la mercadería que sacaríamos a la sala, y como éramos solo 3 los que estábamos de turno, los utilizamos.

Ese procedimiento se ha hecho siempre, el de utilizar cosas que ya no se pueden vender, ya que como es merma, se utiliza solo para la jornada de turno y después se devuelve al modulo de “Informaciones” o al encargado de la sección y no es el “gran crimen”. Me refiero que nadie va a arriesgar su trabajo por un lápiz de $1390 pesos y menos un estudiante universitario que tiene un hermano con daño neurológico y un padre que sufrió un accidente vascular cerebral, como yo. (Todos estos datos familiares, los puedo comprobar).

Bueno, ya en sala de los guardias, llegaron Carabineros. A estos se les entrego las fotos de los lápices y la declaración del jumbo que decía que (los tres) habíamos pasado por cajas y no habíamos pagado el producto !!!. En fin. Nos subimos al furgón de Carabineros vestidos con la prenda del trabajo, ya que la guardia ni siquiera nos dejo cambiarnos de ropa.

Ahora lo paradójico de esto, fue que cuando íbamos en el furgón con un oficial de la fuerza policial al volante, este detuvo el vehículo y nos pregunto que había sucedido exactamente. Por lo que le conté. A lo que me apoyo y concluyo que no es “hurto” lo que hicimos, ya que no fue nuestra voluntad salir por cajas hacia reloj control, ya que nos habían llamado y por lo demás estábamos en nuestro lugar de trabajo y aun no terminábamos el turno. (Esa declaración la tengo grabada).

Llegamos a la 43 comisaría de Peñalolén a las 12:00 aproximadamente. En ese lugar nos tomaron los datos y se comunicaron con el fiscal para ver qué pasaría con nosotros. En esa espera llego mi padre al lugar. Él se encontraba muy afligido, ya que a parte de estar preocupado por mí, lo estaba por su salud. Debido a que hace 2 años sufrió un derrame cerebral, por ende esta con tratamiento y pastillas para controlar la presión, y una situación como esta, de seguro le podría hacer causado algún tipo de complicación.

Le digo que estoy bien y que no se preocupe. Así que se retiro y mañana me estaría esperando en el Centro De justicia, ya que esa había sido la decisión final del fiscal por nuestro caso.

Pasamos una noche horrible en aquel calabozo. Aunque antes de entra a este, no sé porque los carabineros de ese lugar nos hicieron desnudarnos y luego vestirnos antes de entrar al calabozo.

Ya en la mañana, tipo 8:00 AM, nos pasaron a buscar para llevarnos al control de detención de Gendarmería. Los policías nos esposaron y salimos con nuestros bolsos hacía la camioneta, coloquialmente conocida como “La Zapatilla”. Y nuevamente, mientras nos llevaban, el carabinero al volante nos pregunto qué habíamos hecho, le conté y me dijo que no era hurto y que debíamos querellarnos con el supermercado, etc. Y, honestamente, a esas alturas mi cansancio era tal que solo le dije que “claro, tiene razón”.

Al llegar a Gendarmería, nos tomaron los datos y nos llevaron a un cuarto donde nuevamente nos desnudaron, aunque esta vez se sobrepasaron, ya que además nos obligaron a hacer flexiones de piernas desnudos. Mientras eso ocurría, revisaban todas nuestras cosas de los bolsos. Ya afuera de esta sala, nos llevaron al mesón y actualizaron datos y también se reían sobre lo que nos habíamos “robado”.

Era como una situación tragicómica, que ni los policías entendían. Me refiero a que cómo; ser trabajador interno de un lugar, estando en el horario de trabajo y que nunca nos hayan mostrado pruebas de lo sucedido, tuviésemos que pasar toda una noche encarcelados por un lápiz Tinta Gel G2 de $1.390 pesos.

En fin cuando ya no nos quedaban mas fuerzas fuimos llevados, sin distinción por el hecho alguno, a un calabozo con 17 presos más. Entre ellos habían microtraficantes, borrachos, etc. Ya se pueden imaginar.

Allí estuve como 10 minutos, porque después nos sacaron por orden y armamos una fila y marchamos por el famoso “Túnel” que pasa por debajo de la penitenciaria de Santiago y que conecta con el nuevo Centro de Justicia. Allí, esposados, pase a otra celda para firmar la defensa que me haría el abogado que otorga la fiscalia. Firme y salí hacía el auditorio. Entramos como 10 personas. Allí también había casos muy extraños, como el de un joven que trabajaba en artesanía, había robado una broca de $1.500 pesos.

Finalmente la fiscal leyó los casos de cada uno, sin derecho a objetar, claro. En mi caso se ordeno que no podré pasar por el Jumbo donde trabajaba, durante un año y que el caso quedaba suspendido. Por ende, quede automáticamente despedido por algo que nunca hice.

Ahora solo pido ayuda para entablar una demanda laboral, para que me paguen mis años de servicio y una demanda civil por Daño y Perjuicio. Y que obviamente se termine con el abuso que hacen estas grandes empresas hacía los trabajadores de nuestro país.

Estos hechos ocurrieron entre el 5 y 6 de Mayo. Hasta ahora no me ha llegado ninguna carta o llamado telefónico de la empresa. Así que tendré que ir a buscar mi carta de despido en las oficinas de CENCOSUD-

Atte.

Pablo César Moreira Vega

15.445.300-8

Estudiante Chileno.

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TESTIMONIO PABLO MOREIRA. FLV