Con mucho descaro ha comenzado una nueva modalidad, la de infiltrar personal de civil en las movilizaciones, pero que actúan con tan poco disimulo que estos infiltrados marchan hasta con las botas fiscales. Con semejante labor, cuesta imaginar con que cara inculcan valores morales a sus hijos y esposas, diciéndoles que deben ser dignos y jamás caer en la delación (por sus métodos, al parecer son hijos de la dictadura o CNI reciclados).
Las actuales "autoridades" deberían poner fin a estas prácticas que solo evocan un pasado oscuro, porque es impresentable ver estos elementos de civil mezclados con los manifestantes, que luego de haber participado en las marchas también realizan detenciones, cosa que solo deberían hacer uniformados.
Esto me trae a la memoria el desagradable episodio ocurrido en el Semanario "El Siglo" para la revolución Pingüina del 2006, donde pusimos en la portada a un civil de FFEE que luego salía de encapuchado en una barricada y también con su uniforme de Carabinero. Ese atrevimiento de dar las imágenes casi me cuesta la vida, porque fui golpeado cobardemente en la nuca con un escudo dejándome inconsciente, por el solo hecho de captar con mi lente la asquerosa mentalidad de estos servicios represivos y dejarla en evidencia.