Dentro de lo poco que aparece en la prensa tradicional sobre los hechos noticiosos que involucran al pueblo mapuche, miraremos cómo los medios abordan lo que sucede y la parcialidad con que muchos “hacen las noticias”.
Desde el término de la dictadura y el comienzo de los gobiernos de
Es así como la prensa actual marca los discursos de la gente de acuerdo a los parámetros que la televisión, periódicos, radios y diversos medios imponen.
En gran medida la construcción de estos discursos tiene fundamento en el tratamiento que dan los medios a estos temas; variando en la intencionalidad, foco periodístico y de representatividad al público objetivo que apuntan.
Uno de éstos, vinculado por la prensa a la seguridad es la llamada ‘problemática mapuche’ o ‘conflicto mapuche’.
La lucha del pueblo indígena y sus reivindicaciones ha tenido una cobertura en los medios tradicionales excesivamente abocada en el conflicto con las autoridades y/o la institucionalidad imperante, las acciones cometidas por
USO DEL LENGUAJE Y FUENTES CONSULTADAS
Tal como mencionan Claudia Lagos y Cristián Cabalin en su artículo “La comunicación intercultural y el conflicto mapuche en Chile” publicado en
Y es básicamente en el conflicto que los medios de comunicación basan los lineamientos editoriales para referirse a este tema.
En el caso de El Mercurio y
Dentro de sus fuentes consultadas proliferan los testimonios de dueños de empresas forestales, fiscales, policías, dueños de fundos y predios atacados, autoridades gubernamentales y parlamentarias. Son mínimas las versiones encontradas de los comuneros mapuche, ya que, al parecer, no son considerados como fuentes informativas válidas -o legítimas- de los hechos ocurridos.
Son muy pocos los medios que abordan las otras temáticas del conflicto, como el respeto a su cultura, el atropello de sus derechos, el abuso de la fuerza policial, la criminalización de sus organizaciones; y, por sobre todo, el cerco informativo que la propia prensa ha establecido en la zona, conduciendo a la mayoría del país al desconocimiento de las razones que están detrás de las acciones del pueblo mapuche en sus luchas de este tiempo.
Tal como decenas de estudios lo comprueban, la población chilena cuando desea obtener información recurre en un alto porcentaje a la televisión y a los llamados noticieros centrales de las 21:00 horas.
Aunque sus pautas están marcadas y regidas por los “temas país”, cuando aparece en sus parrillas programáticas algún hecho relacionado con mapuche, está vinculado, en su gran mayoría, con el conflicto en el sur y el enfrentamiento con policías y privados.
En dos oportunidades se han emitido programas especiales sobre el conflicto mapuche; un capítulo del programa periodístico “En
El primero se centró en las operaciones policiales desplegadas en la zona de conflicto, contando los testimonios de los efectivos de Carabineros y fiscales, quienes han sido objeto de ataques incendiarios y delictuales por parte de
Sin embargo, igual fue fuertemente criticado por agrupaciones de Derechos Humanos, como el Observatorio Ciudadano, quienes emitieron una declaración pública donde argumentan que “reportajes de este tipo no contribuyen a establecer un clima de confianza y de respeto… más bien parecieran pretender legitimar la criminalización de la protesta social mapuche y el uso de leyes especiales que vulneran el debido proceso contra dirigentes mapuche”.
La prensa, en general, aborda el tema mapuche cada vez que hay un nuevo hecho delictual o de enfrentamiento, dejando muy poco espacio para hechos como la absolución de la documentalista Elena Varela del proceso que se seguía en su contra o la huelga de hambre que llevan presos mapuche en las cárceles desde mitad de julio e incluso cuando se realizan los violentos procedimientos de las policías en la zona.
Más allá de lograr equilibrio, mostrar crudezas y desbancar a alguna autoridad, trastocando el sentido real de la noticia, en el caso del conflicto del Estado chileno con el pueblo Mapuche hay, por decir lo menos, una flagrante falta de rigor, que a lo único que aporta es a una estigmatización negativa de la protesta como un mecanismo de cambio social.