DIARIO UNO: ¡OTRA GRAVÍSIMA PÉRDIDA DE NUESTROS TAN NECESARIOS COMO ESCASOS MEDIOS DE COMUNICACION

SUSPENSIÓN TEMPORAL DE DIARIO UNO

Comunicamos a nuestros lectores la suspensión temporal de la circulación de Diario Uno, después de 32 números, en donde hemos intentado, con grandes dificultades y obstáculos, romper el cerco comunicacional que se cierne sobre la realidad verdadera de Chile y de nuestro continente latinoamericano.

Ya nadie podrá afirmar, hoy en día, a partir de la breve experiencia de este semanario, que no es posible romper el duopolio informático de los medios escritos de comunicación, puesto que, a pesar de esta suspensión temporal, podemos sostener que fue una experiencia exitosa, fue una demostración de que más que lamentar el estado de las cosas, es posible emprender iniciativas fértiles y esperanzadoras y que la determinación, de algunos pocos, de poner en circulación un periódico que permitiera un punto de vista crítico e independiente es una tarea perfectamente posible y no una aventura sin destino

No obstante, siempre hay una apuesta y un riesgo en este tipo de empresas. Apostamos a que una iniciativa como esta sería bienvenida por amplios sectores de la sociedad chilena y no nos equivocamos, puesto que han sido innumerables las muestras de apoyo y la acogida a esta iniciativa. El riesgo era que esas expresiones de apoyo y bienaventuranza se quedaran en las palabras y nada más, que es lo que efectivamente aconteció. En primer lugar, intentamos abrir un flujo de apoyo de personas dispuestas a crear una cooperativa propietaria del diario y esperábamos unas 30 mil personas, lo que nos habría permitido un capital inicial y una venta asegurada de ejemplares, que permitiera sostenerlo financieramente. Sin embargo, el número de personas inscritas no superó las 400 y de ellas, no más de 15 enviaron las cartas respectivas para cumplir el requisito jurídico de inscribirlas como socios de la cooperativa. Lo recaudado por esta vía no alcanzaba ni siquiera para solventar el costo de impresión de un mes y el Diario Uno lleva ya siete meses de circulación. En consecuencia, todo el esfuerzo financiero de solventar esta iniciativa se ha sustentado en el endeudamiento de una sola persona, que hoy supera los 25 millones de pesos.

Se buscaron todas las alianzas estratégicas posibles. Dada la línea editorial del Diario Uno, que es la defensa de los derechos de los trabajadores y de las personas, se establecieron conversaciones con organizaciones sindicales como la CUT, la ANEF, la pequeña y mediana empresa, el Colegio de Profesores y muchas otras más. La respuesta, siempre, fue de acogida y buena disposición, aunque nunca se materializó en apoyos concretos. Y no está de más recordar que no sólo se les pidió apoyo financiero, sino que, además, se les ofreció ser parte de una mesa editorial y espacio abierto y sin restricciones en las páginas del diario. Se conversó con sectores políticos que, hoy, claramente, no disponen de espacio, ni medios para comunicar sus proyectos políticos pero, desgraciadamente, la respuesta fue siempre la misma, palabras de buena crianza y nada más. Hemos recibido la crítica ácida y, muchas veces, malintencionada, respecto al proyecto editorial; no faltaron quienes, en vivo y en directo, manifestaron su deseo de que el proyecto muriera, lo más pronto posible: que es anticomunista, que es pro-comunista, que es amarillo, que es panfletario, que es muy radical, que es anti-concertacionista, que es concertacionista, que es de extrema izquierda, que es extremadamente intelectual, etcétera, etcétera. Fueron innumerables las voces que expresaron la imposibilidad del proyecto y fueron esas mismas voces las que, más tarde, lo criticaron por ser malo e inadecuado.

Lo que resulta más lamentable, en todo esto, es la tan reiterada tragedia de “la profecía auto cumplida”. En Chile está tan extendida la idea de que no es posible tener medios independientes que, cuando estos aparecen, todas las energías se concentran para destruirlo y conducirlo al fracaso. Es así como las puertas se cierran y aquellos que podrían hacer algo, se abstienen, indiferentes, sin darse cuenta de que con ello se cierra más el futuro y tarda más y más el momento histórico de construir un proyecto político de mayor justicia e igualdad para Chile.

Los medios de comunicación son claves en la tarea de transformar una sociedad y hacerla transitar hacia estados superiores de existencia, pero, lamentablemente, son pocos los que hoy, en Chile, ven con claridad esta tarea, que debería ser irrenunciable. Y por sobre esta idea y acción crítica, están los individualismos y personalismos, tan nefastos a la hora de instalar proyectos colectivos y solidarios.

Agradecemos a las personas que han colaborado y se han comprometido en esta tarea: periodistas, diseñadores, dibujantes, ingenieros, jóvenes escritores, académicos, que han contribuido gratuitamente con sus ideas y opiniones.

No renunciaremos a seguir en la tarea de volver a imprimir Diario Uno, a pesar de que otros medios, como Radio Uno, se han opuesto ante las instancias respectivas al uso de la marca Uno, a pesar de que un proyecto editorial no tiene relación alguna con la radiodifusión.

Esperamos volver con un proyecto mejorado, más amplio y pluralista aún de lo que hemos realizado hasta ahora, con la esperanza de encontrar el apoyo y la contribución de todos aquellos hombres y mujeres de buena voluntad que quieren un país mejor para Chile, sus trabajadores, sus intelectuales y sus jóvenes.