DIRECTOR DE THE CLINIC

Santiago, octubre 14/ 2010

Señor

Patricio Fernández

Director de The Clinic

Presente

En un reportaje aparecido en The Clinic N° 365, del día 14 de octubre, firmado por la periodista Ana Rodríguez, y titulado “Escritores de Chile se dan como caja”, su medio de comunicación se hace cargo de la mentira que hace uso el presidente de la Sociedad de Escritores de Chile (SECh), Reynaldo Lacámara, para justificar de manera burda las irregularidades financieras ocurridas durante su mandato. Mentira que ustedes incluso destacan en negritas a modo de subtitular. Comprendo el derecho que tiene Lacámara para responder las acusaciones y el de ustedes para publicarlas, pero lo que no entiendo es que se publiquen afirmaciones que carecen de pruebas que las sustenten. Sobre todo cuando éstas se expresan con la intención de restar seriedad a los hechos denunciados mediante la estigmatización malévola de quien denuncia.

Ante la imposibilidad de refutar las irregularidades detectadas por la Contraloría General de la República (en la resolución N° 001647 del 22 de abril del 2010), el señor Lacámara inventa un lío de faldas, en el cual me involucra, y que según él sería el génesis de todos los problemas de SECh con las instancias fiscalizadoras. Lacámara llega al delirio de acusarme de persecución y de que yo asistía a la Casa del Escritor pistola en mano. Afirmación absurda que cae por su propio peso y demuestra la calidad ética de este señor. De paso, niega las irregularidades durante su gestión sin dar pruebas concretas para desmentirlas. Entiendo que el estilo de su medio es de tintes sarcásticos, pero al caricaturizar, resaltando mentiras sobre algo serio, quita peso a lo de fondo, que en este caso son las infracciones contables cometidas en una institución que se financia con dineros del Estado. Me parece desafortunado que la periodista Ana Rodríguez, que posee copias del documento de Contraloría y del informe de la Comisión Revisora de Cuentas de SECh, que dan fe del mal uso de los dineros no los haya destacado ni mencionado. Cuando conversó conmigo le entregué una copia de los documentos para respaldar mis dichos ¿Por qué no destacó en negritas (como lo hizo con una mentira) la resolución de Contraloría que exige a SECh devolver los dineros, y que es la prueba irrefutable de las irregularidades? Eso es concreto y no los sofismas del señor Lacámara, que pretenden distraer la atención y desvirtuar la realidad de lo que pasa en SECh.

Usted bien debe saber que una investigación seria debe respaldarse en documentos fidedignos. En este caso, mis dichos están respaldados por los documentos que entregué a la periodista que me entrevistó, incluida la carta pública del 29 de agosto –dirigida al directorio- donde solicito la renuncia del señor Lacámara a la presidencia de SECh en base a hechos verificados. Por otro lado, usted también sabe el efecto que produce, en los lectores, la ubicación de bajadas y subtítulos, en cualquier reportaje, según el orden y destacado de éstos. Razón por la cual me nace la pregunta ¿Cuál es el objetivo real que persigue el reportaje sobre SECh? Porque, como decía, al caricaturizar y destacar mentiras, se pierde la seriedad del asunto en cuestión, y finalmente impera la impunidad. En Chile el imaginario colectivo funciona con la farándula y la chimuchina como estandarte. La renuncia de Reinaldo Marchant, como presidente de SECh, junto a cuatro directores, el año 2005, fue debido a que se descubrieron graves irregularidades financieras y triangulación de dinero para una campaña política. Todo eso lo sabe el señor Lacámara muy bien, pues en aquel tiempo él era secretario general. De hecho existe una investigación en la fiscalía correspondiente. Y también están las copias de los cheques que llevan la firma de Lacámara.

Nada dice la periodista sobre la investigación sumaria que se lleva a cabo en el Consejo del Libro para determinar el monto del dinero que SECh debe devolver. O acerca de los dineros que deben devolverse a la Administración de la Presidencia de la República. Situación que demuestra la veracidad de las irregularidades, que, por otro lado, también confirman los entrevistados Omar Cid y Alfredo Lavergne en el reportaje. Ellos fueron miembros de la Comisión Revisora de Cuentas que descubrió las anomalías contables en SECh y saben de lo que hablan. Aquí lo de fondo es que el señor Lacámara diga dónde están los dineros que faltan, tan sencillo como eso. Las mentiras, que las deje para cuando escriba un libro de ciencia ficción.

Por las razones expuestas, y evocando mi derecho a réplica, solicito a usted que tenga a bien publicar esta carta -de manera íntegra- en las mismas páginas donde se difundió el reportaje referido, y con los mismos destacados en lo que se refiere al desmentido que hago de los sofismas del señor Lacámara. Me parece que es lo justo.

Cordialmente lo saluda: Alejandro Lavquén