INFORME DE REPORTEROS SIN FRONTERAS

Por: Radio Francia Internacional

“EL ESTADO DE LA PRENSA EN EL MUNDO: ENTRE LA SANGRE Y LA CENSURA

La ONG presenta su noveno informe sobre la libertad de información en el mundo. Deja tres ideas: las dictaduras siguen matando periodistas, las garantías que ofrecía Europa son cada vez más laxas y América Latina avanza en ese derecho a dos velocidades.

Hay lugares en el mundo en los que la libertad de información no es un derecho y sí un pecado que reprimir; rincones donde ser periodista es igual de peligroso que ser un trapecista que anda sin red y sobre una cuerda deshilachada. También hay lugares democráticos donde es un derecho reconocido y que no se puede prohibir, pero donde los Gobiernos le ponen todos los palos en las ruedas que les son posibles.

Para reflejar el estado de la libertad de información en el mundo, Reporteros Sin Fronteras (RSF) elabora un informe anual. Este año deja tres ideas fundamentales: Europa “cae” de su pedestal de defensora de este derecho, entre las dictaduras sigue sin haber respiro y América Latina mejora como lo hace en toda las demás facetas de la vida social y política, aunque los periodistas siguen estando en muchos casos en el disparadero de los grupos violentos.

El informe de este año reconoce que “los motores de la libertad de prensa” son Finlandia, Islandia, Noruega, los Países Bajos, Suecia y Suiza. El norte de Europa es el paraíso de la prensa. Pero la Unión Europa no es lo que era, según la ONG, que pone en cuestión a otros países que tiempo ha eran considerados garantes de las libertades.

“Es inquietante constatar que varios Estados miembros de la Unión Europea continúan perdiendo lugares en la clasificación. Si no se recuperan, la Unión Europea corre el peligro de perder su estatus de líder mundial en lo concerniente al respeto de los derechos humanos. Entonces, ¿cómo podrá ser convincente cuando solicite a los regímenes autoritarios realizar mejoras? Es urgente que los países europeos recuperen su posición ejemplar”, reflexiona el portavoz de RSF, Jean-François Julliard.

La clasificación 2010 confirma esta situación, a ojos de la asociación. De los 27 países miembros de la Unión Europea, trece se encuentran en los veinte primeros lugares; catorce países están por debajo de la vigésima posición y algunos se encuentran incluso muy abajo en la clasificación: Grecia (lugar 70), Bulgaria (70), Rumania (52), Francia (44) e Italia (49). “La distancia continúa ahondándose entre los buenos y los malos alumnos”, alerta el informe.

Para explicar la deriva europea, RSF pone como ejemplo las prácticas de Italia y Francia. Violación de la protección de las fuentes informativas, concentración de los medios de comunicación, menosprecio e incluso impaciencia del poder político hacia los periodistas y su trabajo, periodistas llevados ante la justicia… La lista es extensa.

ACOSO EN LAS DICTADURAS

Las acusaciones graves para los países democráticos serían un paraíso en determinadas dictaduras. Es el otro extremo de este informe, los puestos que se tiñen de lista negra. Entre estos países siempre se encuentra un triángulo especialmente duro: Eritrea, Corea del Norte y Turkmenistán.

Pero “nuevos alumnos aventajados” de la represión aparecen, dice Reporteros. Birmania, Afganistán, Paquistaní y Somalia son citados explícitamente como miembros del club de “los más peligrosos del mundo”. Allí los periodistas “son directamente agredidos por los contendientes”, como lo muestra el secuestro de Stéphane Taponier y de Hervé Ghesquière, retenidos en Afganistán desde hace 300 días, asegura el informe.

También muestra otros lugares sin grandes cambios, anclados entre los países peor valorados: las restricciones informativas de Rusia la sitúan en el puesto 140 de la lista y la censura de China la deja anclada en el 171, por ejemplo.

AMÉRICA LATINA: MÉXICO, UN PUNTO NEGRO; BRASIL, UN EJEMPLO

Pero hay otro país que aparece entre los más peligrosos: México, situado en América Latina, pero que no representa el estado de la prensa allí. También en este caso, América Latina es un subcontinente poblado de extremos y matices.

La guerra contra las drogas en México ha convertido al país en el más peligroso del continente para los reporteros: al menos 11 periodistas han sido asesinados este año, según Reporteros Sin Fronteras. Honduras y Colombia, le siguen de cerca.

En México el caso más reciente de asesinato fue el de Luis Carlos Santiago, fotógrafo de El Diario de Juárez, asesinado el 16 de septiembre en esta ciudad de 1,2 millones de habitantes y vecina a la estadounidense El Paso (Texas). Un caso más entre otros. La peligrosidad de ser periodista allí lo explica bien Mike O,Connor, miembro del Comité Internacional de Protección de los Periodistas, a la agencia AFP: “Se sienten solos, desprotegidos, y hay muchas razones para eso: son asesinados, amenazados, secuestrados. Y esos casos, en su gran mayoría, no se investigan, muy pocas personas son procesadas. Es muy fácil matar a un periodista mexicano y escapar”, asegura.

Pero no es fiel su ejemplo a toda la realidad latinoamericana. Reportero Sin Fronteras destaca por ejemplo a Brasil, en el puesto 58, como referente de la realidad del subcontinente. “Disfruta de una evolución legislativa favorable”, destaca su informe, lo que le hace mejorar 13 lugares en un sólo año. En esa mejoría sitúa también a Guatemala, que este año no ha tenido ningún periodista asesinado, o un habitual por su fortaleza: Costa Rica.

Cuba avanza algunos lugares debido a la ola de liberación de disidentes –en particular de la primavera negra de marzo de 2003– iniciada en julio de 2010. Aunque el informe advierte: “Hoy en día, cinco periodistas permanecen encarcelados en el único Estado del continente que no reconoce ninguna prensa independiente”.

Por último están los casos que se mueven más con los parámetros de Europa: como Chile, Paraguay, Uruguay y Argentina. En este último, los conflictos protagonizados por la Presidenta Fernández de Kirchner con los diarios Clarín y la Nación con la nueva Ley de Medios al frente, a algunos les recuerdan a la Italia berlusconiana.