Las manifestaciones, obviamente, no son bienvenidas en las autoridades concertacionistas; para muestra un botón, lo ocurrido el lunes 6 en un colegio, con ocasión del inicio del año escolar, un grupo de personas le enrostraron al Presidente de la República su incongruencia y falta de apoyo a los sectores populares, Lagos, con tono autoritario y destemplado, encaró a las mujeres, inculpándolas de no cumplir con su palabra, allí uno se pregunta quien no responde por sus dichos. Además hizo una fuerte acusación, preguntando quien les había pagado a esas manifestantes. Malo, malo, malo, como si todas las personas tuviéramos un código de barras en la frente señor Lagos. Por lo tanto dieron orden de reprimir, y la represión se vino con toda la violencia, como nos tienen acostumbrados los gendarmes de la clase dominante y el Capital. Golpeados, mojados y detenidos, ese fue el resultado de la reprimenda policial, pero eso no es todo, los profesionales del Orden y Patria, con ostensible gallardía apalearon y mojaron a diestra y siniestra, entre los manifestantes se encontraba un pequeño de cinco años, el cual sufre de un tumor cerebral, este niño igualmente fue mojado y víctima de la imprudencia policial. No hubo consideración con una pequeña persona enferma, que dicho sea de paso, si a este pequeño le sube la temperatura sobre los 38 grados, es posible que se vea afectado de meningitis. En ese momento nos preguntamos qué paso con la promesa de estar en las calles de ser necesario, palabras de Teillier, sobre todo si pensamos que poco rato antes en la misma esquina, Portugal con Alameda, se encontraban militantes de las "Gloriosas". Ninguno solidarizó. Otro suceso se daba cerca del escenario. En medio de toda la pacifica presentación de artistas, un grupo de anarquistas también se manifestaron contra toda la simulación de mayor apertura, protestando por la existencia de presos políticos y contra las mentiras del Neoliberalismo. Los jóvenes anarquistas fueron violentados por algunas señoras y algunos señorones, tildándolos de drogadictos e ignorantes, de no cachar ni una; es en ese momento que uno se acuerda de lo que decían los reaccionarios cuando los compañeros caían presos, no es muy distinto, lamentablemente no muy distinto, todavía más ingrato en personas que discursean a cada rato en que ellas, ellos, lucharon por el retorno a la democracia, estigmatizando a los jóvenes con los peores adjetivos. Alguna de estas señoras vestían camisa amaranto. ¿Dónde era que iban a estar? Estar en la calle no es para disputar con la JS (Juventud Socialista) de quien grita más fuerte las consignas, es luchar contra el capitalismo y no dejarse llevar por los encantamientos que cada cierto rato nos entregan, para bajar la presión social, para ocultar las verdaderas demandas de los sectores populares. Tampoco es para atacar a los jóvenes anarquistas, es para la defensa de las aspiraciones populares y de clase, entender que el enemigo es otro, el que reprime, el que explota, el que margina. No volvamos a traicionar a quienes son como nosotros y rendirnos a las migajas que, de tanto en tanto, los señores de la dominación se dignan en ofrecernos. La consecuencia va por otro lado.