Los restos de 13 de los 15 campesinos asesinados por Carabineros, con apoyo de civiles, en Lonquén después del golpe militar fueron entregados a sus familiares durante el mediodía de hoy por el director del Servicio Médico Legal, Patricio Bustos, en una ceremonia que se efectuó en la plazoleta frente al Cementerio General en Avenida
"Esto es indudablemente un triunfo de la tanatología, pero especialmente es un triunfo de la ética y la verdad", subrayó el director del Servicio.
"Hoy damos la cara junto a ustedes. Aquí está la verdad para hacer justicia, ahora otros tienen la palabra. Vamos a seguir avanzando y no descansaremos sean cuales sean los vaivenes políticos y los cambios en la historia. Vamos a recorrer el único camino noble, el de la verdad y la justicia", enfatizó.
Con la presencia de
"Las autoridades de este nuevo gobierno no son bienvenidas en esta ceremonia, pues algunas de ellas incluso intentaron impedir que el cortejo fúnebre pasara los las calles del centro de Santiago, lo que nosotros no aceptamos y les dijimos que pasaríamos igual", dijo Emilio Astudillo, familiar que perdió a su padre y dos hermanos, que hace referencia al intento del intendente de Santiago, Fernando Echeverría, de impedir que la columna fúnebre pasara por el centro de la capital.
Los cuerpos de los campesinos asesinados en dictadura fueron arrojados a los hornos de una mina abandonada en Lonquén, al sur de Santiago, donde se hallaron en diciembre de 1978. De acuerdo a los peritajes médico-legales finales, a los trabajadores los mataron a golpes, pues no se hallaron impactos de bala en las osamentas.
Las 13 urnas en su recorrido pasarán por la iglesia Recoleta Franciscana, donde inicialmente los cuerpos de las víctimas iban a ser velados el 14 de septiembre de 1979, lo que no se pudo realizar porque los cadáveres fueron secuestrados desde el SML por agentes de