EL PROGRESO TERRORISTA DE CELCO

Por Victoria Lozano

Luego que los desechos químicos vertidos en el Río Cruces, por Celulosa Arauco y Constitución SA causaron el año 2004 la muerte de la población de cisnes en el Santuario de la Naturaleza ubicado a 30 Km. de Valdivia, la contaminación del aire y daños de diversa índole a la comunidad, el Gobierno junto a la empresa, han resuelto reubicar la descarga de los tóxicos en el océano, a través de un ducto que atraviese Mehuín y vacíe los contaminantes 2 km. mar adentro.

Teresa Nahuelpan, miembro del Movimiento por la Defensa del Mar relata la historia de resistencia que la comunidad de Mehuín ha liderado por más de diez años contra la transnacional, así como numerosos antecedentes que evidencian la cultura del “terrorismo socio-ambiental” practicada con el amparo explícito de Frei, Lagos y Bachelet, más el actual silencio cómplice de este Gobierno.

LA PRIMERA PIEDRA

“El rumor de que instalarían una Celulosa aquí en Mehuín- territorio mapuche Lafkenche - comenzó el año `94, cuando en las comunidades nadie entendía muy bien de que se trataba, sabíamos sí, que era una millonaria inversión que proyectaba 5 mil puestos de empleo, por lo que todos los países sudamericanos la querían”, recuerda Nahuelpan.

Orgullosamente y tal como respalda el documental “Ciudad de papel” que versa sobre la debacle ambiental producida posteriormente, el entonces Presidente de la República, Eduardo Frei, en marzo de 1996 viajó a Valdivia para dar a conocer la gran noticia “Se trata de de una inversión de más de mil millones de dólares, una inversión importante para el país…y la preocupación por el impacto ambiental que genera, demuestra que estamos en otro nivel de nación, antes veníamos y nos pedían trabajo, ahora que viene la industria nos piden que protejamos el medio ambiente”. Esta visita y anuncios hechos por Frei, ocurrieron dos meses antes de que la instalación de la planta fuera autorizada por los organismos pertinentes, quienes recomendaron que no se hiciera pues existían riesgos de daños ecológicos en el sector.

El Santuario Carlos Anwandter se encuentra en los humedales del río Cruces y albergaba la colonia más grande de cisnes de cuello negro de toda la distribución sudamericana, así como una importante reserva de aves, animales y diversas especies de vegetación.

CEMENTERIO ACUÁTICO

“A los dos meses de funcionamiento de la planta, los vecinos y comunidades aledañas comenzaron a sentir los olores insoportables que emanaban de la industria, los niños vomitaban y las personas comenzaron a enfermarse. Hasta que Valdivia se organizó y protestó, logrando la implementación de filtros que disminuyeron el impacto de los gases, aún cuando eso era una falta gravísima, ya que el Estudio de Impacto Ambiental presentado por la empresa aseguraba que los olores no serían percibidos por el olfato humano ni dañinos para la población.

La solución no fue por su política de empresa ni por obligaciones del Gobierno, sino que sólo se resguardó a la comunidad una vez que se hizo una fuerte y decidida presión ciudadana”.

Posterior a esta situación, el año 2004, vecinos y organizaciones ciudadanas y ambientales detectaron y denunciaron que en las aguas del humedal, los cisnes flotaban muertos.

“Un cementerio acuático, donde sólo hay agua contaminada y casi no queda vida”. La denuncia y lucha comenzada por la Acción por los Cisnes y diversas organizaciones y personas, lograron que finalmente la planta se cerrara por demostrarse que la celulosa tenía una producción que superaba las cantidades autorizadas “Es decir que la planta que fue autorizada en los papeles no era la misma que estaba operando, sin embargo, la Corema permitió su reapertura y normal funcionamiento al cabo de un mes”.

Mientras, la propuesta de las autoridades, en voz del entonces Presidente Ricardo Lagos, fue que se solucionaría la contaminación del río, trasladando los desechos al mar.

EL DUCTO DE CELCO

Para cumplir con la condición de no seguir asesinando el Santuario, la celulosa ha iniciado los procedimientos que le permitan desparramar su basura industrial en el océano, a través del Ducto de Celco, en Mehuín.

“Al principio, la comunidad completa se opuso a esta construcción, pues sabíamos que esto acabaría con la vida tradicional de la zona.

La pesca artesanal, el turismo, el comercio y la vida tal como la conocemos los habitantes de este lugar cambiará arruinando la calidad de vida y destruyendo un espacio resguardado ancestralmente, pues el trazado del ducto pasa por cementerios y lugares de ceremonias sagrados para los mapuche”.

La estrategia utilizada por los habitantes fue evitar que Celco pudiera realizar los Estudios de Impacto Ambiental en la zona, pues “sabemos que una vez presentados, no hay vuelta atrás, las autoridades jamás se negarán a su construcción, sino que a lo sumo integraran cambios superficiales que les permita ajustar el papel a la ley”.

Para esto, la comunidad comenzó día y noche vigilias organizadas que significaron que cada vez que un barco de Celco se acercó para poder hacer los estudios, el mar fue tapado con redes y los botes de las caletas contiguas se desplegaron evitando el paso del barco y obligándolo a retirarse sin que pudiera cumplir sus objetivos.

El año 2006 la comunidad protagonizó la emblemática “Batalla de Mehuín”, en la que se enfrentaron a los barcos de Celco que esta vez vinieron resguardados por la Armada de Chile, mientras que por tierra se cortaron carreteras y caminos impidiendo el paso a todo aquel que pretendiera defender los intereses de la empresa.

Finalmente y tras un violento enfrentamiento, la Batalla de Mehuín fue ganada por los comuneros, quienes lograron el retiro de las embarcaciones ajenas sin que estas pudieran realizar los estudios ya mencionados.

“Nos quedó claro que la Armada está al servicio de la transnacional, sin tener ningún inconveniente al disparar a embarcaciones pequeñas y a los pescadores que lo único que han hecho es resguardar las 5 millas que la Ley de Pesca Artesanal les confiere”.

LEGAL PERO ILEGITIMO

“La construcción del ducto está encaminada, pues la empresa ya presentó los informes que la legislación requiere, sin embargo, nosotros sabemos que esos informes son falsos, pues hemos evitado por más de diez años que sus barcos ingresen a realizar los estudios.

La construcción de este ducto viola la Ley de Pesca Artesanal que resguarda más de 8 Km. del mar para la pesca artesanal y también la Ley Lafkenche que protege 22 Km. del mar para el uso consuetudinario de la comunidad mapuche originaria en el lugar.

A su vez, el Convenio 169, del que Chile forma parte, señala que toda intervención que afecte directamente a los pueblos indígenas debe ser consultada y estar orientada a llegar a un consenso, y lo que aquí se ha hecho es instalar mesas ciudadanas que no tienen ningún poder resolutivo o vinculante”

El 14 de octubre de este año, la Corte de Apelaciones se pronunció rechazando el Recurso de Protección presentado por las comunidades mapuche de Mariquina. Quienes acusaron la falta de consulta adecuada, libre e informada que obliga el Convenio, además de denunciar que muchos de quienes participaron en las reuniones informativas son vecinos que fueron pagados por la celulosa a través del “Contrato de Colaboración y Asistencia Recíproca” de Celco que habría entregado dinero a quienes apoyan la construcción del ducto.

“En Chile el Convenio 169 no se está cumpliendo. Los Pueblos Originarios no estamos siendo respetados en nuestra cultura, territorio ni forma de vida por la que hemos optado. La salida del ducto al Mar, no sólo implicará envenenar los alimentos con los desechos tóxicos de Celulosa Arauco; será también la alteración de equilibrios que la empresa se ha empeñado en romper, sin ni siquiera llegar a entenderlos.

Con este fallo de la Corte, confirmamos una vez más que en Chile, la legislación ambiental protege una y otra vez los intereses económicos, por sobre la calidad de vida de los habitantes. Nos quedan todavía las instancias internacionales, ir a la Corte Interamericana por ejemplo y que exijan desde el exterior a Chile, para que cumpla con los tratados firmados. Es decir, este fallo no significa el término de la defensa por el mar, sino que por el contrario, queda mucho por hacer”.