La huelga de hambre de un grupo de estudiantes de educación media en Buin, evidencia una situación que plantea profundos problemas éticos. La discusión
respecto de la legitimidad ética de esta huelga de hambre, así como el papel que le cabe a los profesionales de la salud ante ello, es el motivo de este documento.
La huelga de hambre suele ser una forma de protesta por parte de una o más personas que estiman que los medios utilizados previamente no han sido suficientemente considerados para hacer presente las demandas que se hacen.
Por ello, dan a conocer públicamente que están dispuestos a dar la vida por conseguir el cumplimiento de sus exigencias. En la mayoría de los casos, quienes realizan la huelga de hambre no desean morir, pero declaran estar dispuestos a hacerlo si no hay una salida adecuada al conflicto por el que están luchando.
La huelga de hambre como medida extrema de presión, ha sido cuestionada en su legitimidad ética, por cuanto el valor de la vida se contrapone a otros que pueden ser considerados de menor cuantía. Así, surgen dudas respecto de su licitud como mecanismo de negociación, particularmente cuando ocurre en contextos en los cuales existen estructuras y vías institucionales disponibles para la resolución de conflictos.
Ante situaciones de ayuno prolongado, la presencia del equipo médico que corresponda, tiene como responsabilidad supervisar el estado de salud y evaluar el riesgo de vida de los huelguistas. Esta responsabilidad plantea una primera complejidad, ya que estos profesionales deberán decidir si intervenir o solamente observar y manifestar los riesgos inherentes al paso de los días sin alimento, permitiendo así que las propias personas afectadas decidan sobre si continuar o retirarse antes que sea demasiado tarde. Esta decisión debiera supeditarse a una prudente evaluación de la capacidad de los ayunantes para tomar esa opción, considerando su edad, estado fisiológico y psicológico y el marco legal pertinente. Esto debe hacerse precozmente, ya que a medida que pasan los días, la capacidad para tomar decisiones por el huelguista cambian.
A mayor riesgo, se exige mayor capacidad.
Desde la perspectiva de los profesionales, entonces, se plantea un problema ético esencial entre su natural deber hacia el cuidado, la promoción de la salud Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y la preservación de la vida por una parte, y la obligación ética de permitir que sea la persona en riesgo quien defina su decisión al respecto. Para algunos, lo que provoca la contradicción es la real capacidad que tienen los huelguistas para poder decidir en conciencia, con conocimiento y libertad.
La Declaración de Malta (última versión 2006), de la Asociación Médica Mundial, considera inaceptable desde el punto de vista ético la alimentación forzada en personas capaces que no dan su consentimiento para ello, incluso pretendiendo honestamente su bienestar. El documento señala que la imposición contra la voluntad sería inhumana y degradante.
Al mismo tiempo la declaración señala que “el médico debe cerciorarse que las personas en huelga de hambre comprenden las posibles consecuencias del ayuno para su salud y advertirles con palabras simples los riesgos. El médico también debe explicarles cómo se pueden disminuir los daños para la salud o retardarlos, por ejemplo, al aumentar el consumo de líquidos” (Artículo 10). “El médico debe cerciorarse a diario si las personas desean continuar con la huelga de hambre y lo que quieren que se haga cuando ya no puedan comunicarse con claridad” (Artículo 16).
Pero surgen también otras interrogantes que deben considerarse en una reflexión sobre este tema. Un adolescente, ¿es capaz para decidir sobre su vida por trascendente que sea la causa?, ¿cuál es el grado de conocimiento real que tienen los ayunantes sobre la fisiología del ayuno prolongado y de sus consecuencias y por lo tanto, su capacidad ética para dar o negar su consentimiento?, ¿cuál es el rol y la responsabilidad de las familias, de los demás jóvenes y de los dirigentes?, ¿es la huelga de hambre, una medida proporcionada a las exigencias estudiantiles? ¿están cerradas otras vías para la solución del conflicto?. Existen distintos mecanismos para conseguir que los huelguistas cesen el ayuno. Se puede utilizar la persuasión, la concesión de lo demandado o la hospitalización y realimentación mediante de un recurso judicial solicitado en beneficio de los huelguistas. Cabe preguntarse, por otra parte, si esta última alternativa, ¿estaría favoreciendo el ejercicio del poder por sobre el entendimiento razonable?.
A quienes rodean más cercanamente a los huelguistas y apoyan sus demandas por considerarlas legítimas, les cabe una especial responsabilidad de proteger su salud y evitar su muerte.
DEPARTAMENTO DE BIOÉTICA Y HUMANIDADES MÉDICAS
FACULTAD DE MEDICINA, UNIVERSIDAD DE CHILE
SANTIAGO, 22 DE AGOSTO, 2011.